En el mundo real, la recuperación de materiales no es tan fácil, pero, así como señala el arquitecto alemán Nils Nolting, el reciclaje en la construcción de viviendas ya se ha practicado en el pasado, por ejemplo, en las típicas casas históricas de entramado de madera: “No es nada inusual preocuparse por los recursos y la energía”.
Nolting, del estudio de arquitectura y urbanismo Cityförster, diseñó una vivienda que ha sido construida en gran parte con materiales usados. La casa se encuentra en la ciudad alemana de Hannover y su estilo es bastante curioso: moderno por fuera, antiguo por dentro.
Los materiales utilizados no son muy típicos: en el baño, un revestimiento de pared hecho con tapas de botella sustituye a los azulejos. Para la fachada principal se utilizaron antiguos bancos de sauna; las vigas de acero y las barandillas de las escaleras provienen de un antiguo centro de ocio de la ciudad; la fachada de fibrocemento, los paneles de chapa corrugada y las ventanas también son materiales desechados de un centro juvenil local.
La obra gruesa ha sido construida a partir de piezas de madera maciza unidas con tornillos y sin pegamento, de manera que puede ser desmontada. En el interior se utilizaron ladrillos viejos para las paredes, antiguas puertas de granjas y suelos de terrazo. Hoy en día estos suelos son caros, en el pasado eran baratos porque constan de pequeños fragmentos de ladrillos, básicamente material sobrante.
¿Pero de dónde sacar los materiales usados? Según Notling, en su caso fue un golpe de suerte. El cliente de la obra era una empresa constructora de Hannover, que al mismo tiempo suministró el material. Su estudio también recurre a material de demolición de otras compañías.
Para la construcción de interiores utilizan material proveniente de firmas de montaje de stands para ferias. Según Nolting, estos proveen “grandes cantidades de paneles que de otro modo irían a parar al fuego”. Solo los sistemas de calefacción, electricidad y ventilación son nuevos, para así cumplir con las normas vigentes. El resultado es una casa cuyo contenido reciclado es “único”.
Para la empresa constructora, el experimento es “más un proyecto insignia que uno piloto”, como explica Franz-Josef Gerbens, apoderado de Gundlach. Un proyecto así “no puede ser duplicado a gusto”, comenta, agregando que, sin embargo, han aprendido “a ser más valientes y poner simplemente manos a la obra”.
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Gerbens explica que el hormigón reciclado, por ejemplo, ya existe, simplemente hay que usarlo. Añade que el material de construcción de las casas de demolición no puede ser transportado de un punto a otro de Alemania, ya que sería de nuevo un perjuicio para el medioambiente. Por ese motivo, su empresa apuesta por una especie de “cosecha de materiales” y almacena “por si acaso muchas piezas descartadas”.
Gerbens admite que una alta proporción de material reciclado encarece la obra, pero espera que en el futuro los precios se neutralicen. Los pioneros de la industria están apostando decididamente por el reciclaje. “Esto coincide con la megatendencia de la protección del clima”, observa.
El arquitecto añade que, sin embargo, la abundancia de detalles de la casa de reciclaje no es transferible a la vivienda social o convencional. Además, explica que los componentes usados también son un riesgo para el personal de obra, ya que no pueden ofrecer una garantía sobre las piezas utilizadas.
¿Y qué dice el personal de obra sobre la construcción con piezas usadas? Nils Nolting responde que los desafíos ciertamente quitaron a todos los involucrados varias noches de sueño y que los bancos de sauna utilizados como revestimiento de la fachada, que exudaban un fuerte olor a eucalipto, dieron lugar a bromas: “¿Quién se habrá sentado en ellos?”.
Fuente: DPA – Thomas Strünkelnberg
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