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Editorial Construir

Ciclovías y su impacto en la creación de una movilidad más equitativa

Debido a la pandemia, ciudades de todo el mundo se han enfrentado a diversos desafíos de movilidad, donde sus sistemas de transporte público tuvieron que reducir entre un 35% y un 50% su capacidad de aforo, para evitar convertirse en nuevos focos de transmisión de enfermedades. Frente a esto, se están implementando alternativas de transporte que garanticen el distanciamiento social, y la bicicleta se ha convertido en la mejor opción.

De acuerdo con Ing. Henry Hernández Vega de la Unidad de Seguridad Vial y Transporte, del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (LanammeUCR),  para el 2022 las ciclovías seguirán impactando positivamente las ciudades y brindando su función para facilitar la movilidad de cientos de miles de latinoamericanos.  Bajo la premisa de brindar un acceso digno y de calidad al espacio público dedicado a la movilidad, independientemente del modo de transporte que se utilice, en muchas ciudades alrededor del mundo se ha replanteado, de una manera contundente, el paradigma de la priorización de la movilidad jerarquizando al peatón y al ciclista, sobre otros medios de transporte.

“Las ciclovías forman parte de un replanteamiento de la ciudad, no solo desde el punto de vista de movilidad o de planificación urbana, sino como lugar donde se debe potenciar la calidad de vida de su población y donde se garantice la protección a las personas más vulnerables. Esto debido a que la infraestructura ciclista contribuye a una movilidad más equitativa, segura, saludable y amigable con el ambiente”, afirma Hernández.

Las ciudades tienen el reto de ser cada vez más eficientes en términos de uso de la energía y del espacio para la movilidad. Además, existe un deber ético relacionado con la lucha contra el cambio climático y de mejorar la salud de la población.


Por ejemplo, al compararla con el vehículo privado, la movilidad en bicicleta permite reducciones de hasta 90 % en el uso del espacio urbano. En la ciudad la bicicleta ha demostrado ser un medio de transporte competitivo para desplazamientos en distancias de hasta 5 o 10 kilómetros.

Por otro lado, está científicamente demostrado los beneficios, en términos de salud física y mental, que brinda el uso de la bicicleta. La promoción de la movilidad peatonal y ciclista permite una mejora en las interacciones sociales generando ciudades más humanas y amables con sus habitantes. Esto es más que urgente, ya que muchas veces las ciudades han ido perdiendo su capacidad de ser puntos de encuentro y construcción social.

En Latinoamérica, Hernández explica que se ha ido implementando legislación a favor de la movilidad no motorizada en diferentes países. “Por ejemplo, es muy interesante cuando uno llega a Bogotá y ve la aspiración de una ciudad en convertirse en la capital mundial del ciclismo urbano”

Sin embargo, aunque en los últimos años se han publicado guías y manuales para el diseño de infraestructura ciclista, es necesario que estos documentos sean actualizados constantemente a partir de lecciones aprendidas tanto dentro como fuera de la región. En ciertos casos se requiere conectar facilidades desarticuladas o de darle continuidad a iniciativas aisladas y se requiere trabajar muy fuertemente en temas relacionados con seguridad ciudadana, el uso del territorio y de infraestructura complementaria como duchas en centros de trabajo, parqueaderos, iluminación, cámaras de seguridad, entre otros. Adicionalmente, existen muchas oportunidades de mejora que permitan mayores facilidades para viajes intermodales, especialmente en terminales de transporte público.

“Todavía falta mucho por hacer especialmente en cuanto a que en Latinoamérica se requiere de un cambio de una cultura de movilidad tradicional centrada en el automóvil que está muy arraigada en la población y en muchos tomadores de decisiones. Es preocupante la baja proporción de mujeres en bicicleta y la lamentable realidad de acoso que viven las mujeres latinoamericanas en nuestras ciudades”, asegura el especialista.

Ciclovía en Costa Rica


También existen temas relacionados con la formalización laboral, inclusión en el sistema de seguridad social y pólizas para las personas que utilizan a la bicicleta como medio de trabajo; especialmente con el establecimiento de las plataformas digitales de servicios de entrega.

Pandemia de obesidad

El reto de cumplirle moralmente a la presente y a las futuras generaciones y a la biodiversidad del planeta por mitigar el impacto que estamos generando. Muchas ciudades latinoamericanas tienen una calidad del aire que no cumple con los limites recomendados, condenando a sus habitantes a sufrir sus efectos.

Países como Estados Unidos, en las últimas décadas han incrementado significativamente su inversión de obra pública para fomentar la movilidad no motorizada. En muchos países de Europa se tiene un entendimiento muy claro y existen estudios donde se demuestra la rentabilidad económica de implementar infraestructura ciclista.

“Además, Latinoamérica vive una pandemia de obesidad que presenta una carga muy pesada para nuestras sociedades y estamos perdiendo muchos años y calidad de vida debido a problemas asociado a nuestro estilo de vida actual, por lo que la bicicleta es una excelente opción para paliar estos problemas. Muchas ciudades requieren del empuje de masas críticas o de actores clave para dar el salto por un cambio en el paradigma de movilidad”, afirma Hernández.

La implementación de infraestructura y medidas integrales en la promoción de la movilidad en bicicleta impulsa a que muchas personas, que actualmente no ven la bicicleta como una opción ante el miedo de sufrir un percance con vehículos motorizados. Para varios grupos de la población, la bicicleta permite un mayor acceso a oportunidades laborales y de estudio y un mayor acceso a servicios sociales. Por lo que se debe de generar políticas para que la bicicleta sea asequible para todos los grupos sociales.

“Una ciudad que no le apueste seriamente, e integralmente, a la promoción del uso de la bicicleta es una sociedad que no le apuesta a ser competitiva, saludable ni amable con sus habitantes”, finaliza Hernández.

Por María Melba Calero/ maria.calero@connectab2b.com

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