El acuerdo entre lo público y lo privado sobre la agenda de desarrollo sostenible país avanza a su propio ritmo, donde cada uno aporta desde su perspectiva, teniendo claro que las metas se lograrán con la suma de las partes; es decir, de todos. Por un lado, el Gobierno de la República de Costa Rica, en el documento de la Contribución Nacionalmente Determinada 2020, propone acciones de política pública, para contribuir con la meta global de limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5 °C y así contrarrestar las amenazas del cambio climático.
Aunque Costa Rica ocupa tan solo el 0,034 % de la superficie total de la Tierra, sus hábitats naturales representan casi el 5 % de la biodiversidad del planeta. Además, es reconocida por sus iniciativas de conservación y es pionera en el concepto de ecoturismo. Pero, debido a sus variaciones geográficas y factores económicos, este país es altamente vulnerable a eventos climáticos extremos y amenazas naturales (Banco Mundial, 2021).
En esta misma línea de pensamiento, a nivel mundial la transición hacia fuentes de energías limpias lleva implícito el gran reto de satisfacer la creciente demanda de energía. Debe quedar claro que la energía es con lo que se pueden garantizar las necesidades de electricidad de empresas, hospitales, oficinas y centros educativos, los cuales, al fin y al cabo, son los que generan empleo; y el empleo, a su vez, riqueza.
Al mismo tiempo, sin embargo, la energía generada por combustibles fósiles para cumplir con las exigencias energéticas de la cotidianidad es también el principal factor que provoca el cambio climático (Banco Mundial, 2021), ya que el sector energético produce alrededor de las tres cuartas partes de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ante este panorama mundial, toda acción es muy valiosa. Por eso, el sector privado es un contribuyente de vital importancia para alcanzar las metas mundiales del cambio climático. Toda empresa que ponga en marcha la obtención de la electricidad por medio de energías limpias, como es la del sol, va más allá de ahorros en la factura eléctrica. Actualmente, significa cuidar nuestro planeta.
Hace décadas, el costo de esta transición, que se efectúa principalmente mediante la instalación de paneles solares, era sumamente costosa. Sin embargo, el precio había tenido una tendencia a la baja hasta la crisis sanitaria mundial causada por la COVID-19, que podría provocar un aumento cercano al 20 % en los precios. Por esta razón, hoy es un buen momento para iniciar este paso.
El ahorro en la operación es fundamental en estos tiempos de reactivación económica. Instalar paneles solares es la mejor opción para producir electricidad con energía solar fotovoltaica. En especial, ahora que el país recién anunció aumentos en las tarifas eléctricas.
Avolta Energy trabaja con productos de la más alta calidad; su catálogo va desde paneles solares, sistemas de almacenamiento a gran escala, microrredes de energía limpia, inversores solares y baterías residenciales, hasta cargadores para vehículos eléctricos.
“Algo que tengo claro es que en esta trágica crisis sanitaria mundial en que todos hemos sufrido la pandemia por algún lado, nos hemos visto obligados a maximizar recursos y buscar la competitividad productiva, y es ahí donde el ahorro que generan los paneles solares, por ejemplo, en la factura eléctrica, se vuelve importante”, afirmó Seth Kleinman, inversionista y presidente de Avolta Energy. Y agregó: “Además de contribuir con el país en su avance hacia la descarbonización y mayor aprovechamiento de los recursos naturales y renovables”.
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