Por: Arq. Kathya Ardón, coordinadora de proyectos del Guatemala Green Building Council
Varias veces consumimos un producto, del cual no estamos seguros que impacto tiene en el medio ambiente; si es cierto que en la actualidad varios cuentan con sellos en su empaque que representan estándares y certificaciones que respaldan su responsabilidad con el uso adecuado de los recursos, mas esto no siempre refleja su impacto en nuestro planeta.
Desde el principio de la industrialización hemos visto como el ser humano ha sido capaz de destruir y contaminar sus entornos, lo que lo ha llevado a adoptar una cultura de “hacer menos mal”, lo que lleva consigo consecuencias como no dar a conocer de manera transparente y adecuada a sus consumidores el efecto real de sus productos, no solo ante la salud, sino también con el medio ambiente.
Sabemos que reducir, reusar y reciclar es lo recomendado para la gestión de nuestros residuos, mas ¿Qué pasaría si los residuos no fueran eso como tal, sino la materia prima para re hacer el mismo producto una y otra vez? Esto con un método en donde el impacto en el medio ambiente sea lo mínimo posible, con el fin de evitar la sobre explotación de los recursos naturales para la extracción de materiales y reducir, hasta casi anular, la contaminación que estos desechos puedan tener en los espacios abiertos en donde normalmente se disponen.
Es importante saber la existencia de las distintas certificaciones y acreditaciones que muchos de los productos cuentan en la actualidad, como la ISO:14001, pero ¿Sabemos lo que realmente significan o para qué sirven? Para esto es necesario comprender qué es el Ciclo de Vida de los materiales.
El Análisis de Ciclo de Vida, ACV o LCA (LifeCycleAssessment) se desarrolló en Estados Unidos y en Europa en los años 60’s, debido a la necesidad de una compañía de refrescos carbonatados en medir el impacto que sus productos tienen en el medio ambiente, con el objetivo de reducir los recursos y la cantidad de emisiones de carbono. Este análisis tiene ya más de 50 años, entonces ¿Por qué nos parece un tema tan de vanguardia y admiración?
El ACV es una herramienta que evalúa el producto a ser certificado por toda su vida; desde la extracción de la materia prima, la producción, transporte, uso, disposición y fin de vida, el cual puede ser la reutilización, reciclaje o disposición final del mismo; tomando en cuenta y cuantificando la cantidad y el uso de los recursos empleados, como el agua, la materia prima y la energía utilizada, y analizando las emisiones en el ambiente al entrar en contacto con elementos naturales como el suelo, agua y aire.
En este exhaustivo análisis se toman en cuenta todas y cada una de las etapas por las que se tiene que pasar para poder conseguir dicho producto, las cuales son analizadas para luego evaluar las posibilidades de reducir el uso de recursos y de emisiones en uno o varios puntos en la cadena de producción de este.
Si bien esta herramienta es vista como un “extra” para causar una buena imagen del productor, contar con este análisis o certificaciones con este mismo fin puede llevar a tener beneficios de alto impacto para la empresa como la optimización de procesos y recursos en el área de manufactura, permite la mejora en la calidad de producto, brinda oportunidad de entrada a mercados internacionales en donde los estándares de calidad e impacto de un producto son mayores a las actuales nacionales, y por consiguiente, ampliar el mercado.
Si bien el Análisis de Ciclo de Vida está estandarizado por las normas ISO, existen distintas certificaciones y sellos internacionales para productos que respaldan un producto sostenible y responsable con el medio ambiente y la salud de sus consumidores, entre ellas podemos nombrar las siguientes:
Cradle to Cradle
“De la Cuna a la cuna ® es un concepto de diseño de la década de 1990 usada por el Prof. Dr. Michael Braungart , William McDonough y EPEA Hamburgo. Es sinónimo de innovación, calidad y buen diseño. Describe la circulación segura y potencialmente infinita de materiales y nutrientes en ciclos.”
EPD
“Por sus siglas en inglés (EPD®), significa Declaración Ambiental de Productos. Es una Declaración Ambiental Tipo III, conforme a la norma ISO 14025. También se les denomina Eco-Etiquetado del Tipo III. La EPD es un documento verificado y registrado que comunica información transparente y comparable, sobre el impacto ambiental de ciclo de vida de productos. Se trata de información ambiental de producto/servicio basada en análisis de ciclo de vida (ACV) y en otras informaciones relevantes, en cumplimiento con ISO 14025.”
HPD
La Declaración de Salud de Productos o HPD® (Health Product Declaration), es un estándar en donde sea crea un reporte sobre los contenidos químicos y su asociación y efectos ante la salud de los consumidores y usuarios. Esta certificación es complaciente con certificaciones internacionales para edificios como LEED, Living Building Challenge, BIFMA, WELL, entre otras.
DECLARE
Es un sello y una plataforma de transparencia de productos, en la cual cada producto debe de responder a 3 sencillas preguntas: ¿De dónde viene mi producto? ¿De qué está hecho? ¿A dónde va al finalizar su vida útil?
Esta etiqueta presenta información valiosa como las opciones que tiene el consumidor el querer desechar el producto, ingredientes y componentes, los cuales son separados por una nomenclatura de colores (gris para los componentes sin restricciones o efectos adversos a la salud, rojo para aquellos que pertenezcan a la RED LIST, la cual es una lista que enumera los peores materiales para la salud y el medio ambiente, y en color naranja aquellos que la EPA y REACH prestan mayor atención), también se puede encontrar el numero de identificación de la compañía, contenido de VOC y el estado de verificación con la certificación internacional Living Building Challenge.
ECOLOGO® UL
Este sello es respectivo para productos, servicios y empaques certificados para reducir el impacto ambiental de los mismos; esta es una certificación voluntaria, basada en certificaciones de análisis de ciclo de vida en donde los productos son sometidos a rigurosas pruebas científicas y auditorias para comprobar su cumplimiento con estándares de desempeño ambiental. Este estándar cuenta con una gran variedad de criterios en las siguientes categorías: materiales, energía, manufactura y operaciones, salud y medio ambiente, desempeño de producto y uso y responsabilidad e innovación.
Si bien estas etiquetas son de gran beneficio para el consumidor para evaluar el impacto de los productos en el medio ambiente, está en las empresas y manufactores el velar por la conservación y uso responsable de los recursos al momento de elaborar sus productos. Es con el aporte de cada uno de nosotros que podremos cambiar nuestro entorno, ser resilientes y responsables y así ayudar a nuestro planeta a darnos un mejor, prospero y saludable futuro.
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